“La Berrenda es una raza con la que mantienes y conservas un territorio”

“La Berrenda es una raza con la que mantienes y conservas un territorio”

Nos encontramos con Luis Miguel Rivas, criador de la raza Berrenda en Colorado en pleno campo, rodeado de sus animales. Un hombre de campo enamorado del medio rural y de las razas autóctonas en peligro de extinción.

Luis Miguel nos espera en su coche, en el carril que lleva a la primera finca que tiene arrendada para parte de su rebaño. Nos encontramos con él antes de llegar a Perales del Puerto, pueblo de la Sierra de Gata, lugar de referencia de la Antigua vía Dalmatia que une las vegas del Alagón con el altiplano castellano-leonés. Nacido en Perales del Puerto, es ganadero desde 1976.  Después de una vida de trabajo en diferentes oficios y ciudades, desde trabajar en una fábrica de tornillos, en correos, a domar caballos, de Guipúzcoa a Plasencia, pasando también por Cataluña y Madrid, Luis Miguel se dedica a lo que más le gusta en su vida: el campo y la ganadería extensiva. 

Luis Miguel no paró de trabajar hasta que, como nos cuenta, ganó para comprar veinte vacas y cuatro caballos y para trabajar y volver a su casa. No tiene propiedades, las fincas donde pastorean sus vacas son arrendadas. Le gustan todas los animales de campo: ha trabajado con vacas de leche, ovejas, cabras de leche… Y ha hecho lo posible por seguir dedicándose a ello trabajando en otros oficios como en una panadería de noche para poder mantener su trabajo de ganadero. “No soy un romántico del campo, es lo que me gusta y lo quiero, porque estoy convencido de que solo tengo una vida, si no consigo hacer lo que me gusta en esta, pues difícil podré, ¿verdad?”

“Vivir para y por el campo y los animales, esa ha sido mi vida”

Luis Miguel lleva más de 15 años ligado a las vacas Berrendas en Colorado. 

Antes había tenido ganado cruzado, y él quería conseguir mansas. Empezó con 14 vacas y en la actualidad tiene 145 animales de la raza Berrenda en Colorado. Él no cruza ningún animal, y su ganadería es conocida por el carácter y manejo de sus animales. “Yo vendo carácter: animales mansos y nobles”. Luis Miguel tiene la venta de sus animales asegurada: vende para bueyes y encierros. Él maneja todas sus vacas solo. No necesita ayuda para encerrarlas, nos cuenta, “así podéis ver el carácter que tienen mis vacas”. Su afición le viene de sangre, porque sus abuelos eran pastores trashumantes de cabras, que iban a las montañas de León. En su tierra había vacas de trabajo, pero no eran el ganado principal. Luis Miguel creció rodeado de cabras y ovejas. Pero a él le gustaban las vacas, tanto, que se hizo un rebañito de más de cien cabezas con el cartón de las cajas de los zapatos. Se sabía todos los nombres de los bueyes de su pueblo: “Conocía todos los bueyes de pareja. Cada buey tenía un nombre, y yo los sabía y reconocía a todos. Tenía afición desde pequeño,” nos cuenta mientras miramos el primer rebaño de vacas berrendas que nos enseña. Se calla un momento y se gira, nos mira y vuelve a hablar: “esa ha sido mi vida. Vivir para y por el campo y los animales.”

¿Por qué una raza autóctona en peligro de extinción?

Luis Miguel tiene el apoyo de toda su familia para dedicarse al campo. Uno de sus hijos, es criador de la oveja Merina Negra, otra raza autóctona en peligro de extinción. Cuando le preguntamos por qué eligió las vacas berrendas, no duda ni un instante: “Cada día estoy más enamorado de esta raza, de estos animales. Me decidí por la raza berrenda porque en el campo todo está inventado, como dice el dicho: si el terreno te da alpiste, ten canarios. Por eso, me decanté por esta raza rústica, adaptada a su medio.” Estamos visitando a Luis Miguel a finales de agosto y mientras caminamos por la finca nos cuenta cómo está afectando el cambio climático a esta zona. “Estas tierras son zonas pobres de pasto, nada tiene que ver con las que habéis cruzado hace poco, de regadío”. Antiguamente, llovía en julio, por lo que había pastos durante todo el año. Estamos en una tierra con poco suelo, nos explica él, y como no llueve, no es posible que se mantenga el pasto. No duda en el papel de las razas autóctonas en este tema, para él es muy importante tener ante esta emergencia climática animales rústicos y adaptados como las berrendas.

Las berrendas se adaptan muy bien a esta tierra, están en el campo y aprovechan los recursos naturales como la bellota y el cardo como alimento. “Estas vacas tienen armonía con el medio, se quedan preñadas con facilidad, los partos no se complican, paren bien y solas, no hay problemas de fertilidad. Son muy buenas madres, excelentes. Todo el mundo me dice que siempre tengo muchos becerros”.  A Luis Miguel le gusta también el manejo que tienen estas vacas, su adaptación. “Estas vacas se adaptan muy bien a lo que da el campo”. Recuerda cómo le gustaba ver a la raza berrenda enganchada en los carros, y cómo en el momento que tuvo la oportunidad, empezó a comprar animales berrendos. En la actualidad, Luis Miguel tiene ocho fincas arrendadas, y casi todas las semanas cambia las vacas de terreno. Realiza esta pequeña transterminancia sin problema, porque sus vacas, como nos cuenta, están muy acostumbradas a moverse y cambiar de lugar. Nos explica que tienen sus careos y no se salen, que van en fila india porque tienen esa nobleza que acompaña a la raza. Él las va llamando y van saliendo una a una. “Las vacas cogen un camino y no se salen, quizás por eso son tan buenas para el cabestraje”. Luis Miguel lo tiene claro, este manejo es posible gracias a esta raza. Si no tuviera estas vacas, afirma, necesitaría contratar a otra persona para trabajar con él en el campo, y ya no saldrían las cuentas. Son muy listas, tienen algo estos animales, un instinto especial. Por ejemplo, ya saben antes de cambiarlas de finca que les toca, y me esperan en la puerta. Me gusta pensar que ellas me ven como a uno más, que todos formamos parte de algo con ellas. 

Donde hay cabras, vacas, ovejas y pastores, no hay fuego

Luis Miguel entró a formar parte de la Asociación de Criadores de Ganado Berrendo en Extremadura en el año 2006, después de ponerse en contacto con la asociación con el propósito de participar en la conservación de esta raza autóctona. “La vaca berrenda es una raza con la que mantienes un territorio. Desde el año 90 he vivido incendios forestales horribles, nuestra ganadería extensiva hace una labor espectacular frente a ellos. Esta finca en la que estamos no se quema porque están los animales pastando. Donde hay cabras, vacas, ovejas y pastores, no hay fuego. Cada especie tiene su forma de comer y de mantener el territorio”. 

De las berrendas le gusta el carácter y su forma, su capa, su morfología. Se decidió por las Berrenda en Colorado por el carácter, le gustan también mucho la Berrenda en Negro, pero según nos cuenta, él nota la diferencia en el manejo. 

“De la dehesa a la mesa”

Luis Miguel también tiene experiencia en el sector de la comercialización de los productos de raza autóctona. Años atrás, montó una carnicería en el pueblo. Él se define como un emprendedor por naturaleza. Castró muchos bueyes y comercializaba su carne. Nos confiesa que no estaba en el sitio adecuado, ya que solo vendía lo que los consumidores tienen como bueno: partes como el chuletón, el solomillo, el entrecot… ¿Y el resto de la carne? Luis Miguel piensa que el consumidor no conoce suficientemente los productos del campo. “El buey no son solo chuletones. El estofado, es ríquisimo. En la boda de mi hija pusimos estofado, y le encantó a la gente. Pero claro, como no lo conocen, no lo compran.” Tuvo que cerrar el negocio con mucha pena, teniendo carne de calidad y de alto valor ambiental en su propia casa y sin poder cerrar la cadena. Luis Miguel nos asegura que lo ha intentado por todos los medios, él sigue ofreciendo bueyes, peleando porque se conozcan estos productos y todo lo que conlleva este consumo de la dehesa a la mesa, como él defiende. 

A Luis Miguel le gusta escribir, contar su experiencia, enseñar su trabajo. “A la vez que consumes carne de ganadería extensiva estás preservando el campo. Esta carne es el ibérico del vacuno, lo tengo claro, qué pena que no se valore como se merece.” Recuerda los antiguos y pequeños mataderos en cada pueblo y piensa que recuperarlos sería una buena forma de generar riqueza en los pueblos. Y hablando de los productos de las razas autóctonas, el logotipo 100% Raza Autóctona le parece una estupenda iniciativa para dar a conocer la carne de las razas berrendas. Piensa que en la crisis en la que nos encontramos, es ahora cuando deberíamos defender y hacer lo posible para que los animales estén en el campo el tiempo necesario para conseguir un producto de calidad. Le encantaría la unión con otros productores, y cree que sería una buena opción tener una finca en común, donde fueran, por ejemplo, los bueyes. Pero para todas estas ideas y metas es fundamental el apoyo y la defensa de las razas autóctonas. Para Luis Miguel, en la educación y en los niños está la clave de la conservación de nuestro medio rural y nuestras razas, pero para ellos primero tienen que conocer y apreciar dónde vivimos, qué tierra habitamos. También, nos cuenta, es importante plantearnos cómo nos relacionamos no sólo con los demás, sino con el medio que nos rodea. Por eso, todos los años, él se presta a que vengan los niños de la escuela del pueblo, y les enseña orgulloso sus vacas, sus chotos y corrales, les cuenta su día a día, les enseña los yugos, la historia que ahí detrás de los animales y el paisaje. Antes de irnos, mira de nuevo a sus vacas y sonríe preguntándonos:

¿Es que las vacas no llevan miles de años con nosotros?

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